La imagen de la Basílica de El Palmar se ha convertido ya con el paso de los años en un inseparable compañero de todos los que habitan esta zona de la campiña utrerana. Sus inconfundibles y megalómanas torres y extraño diseño, han quedado como rastro de un movimiento que en su día llegó a manejar ingentes cantidades de dinero y que poco a poco fue decreciendo hasta prácticamente diluirse. Pero desde hace algunos meses las preguntas y las incógnitas vuelven a ceñirse sobre la orden de los Carmelitas de la Santa Faz, ya que la famosa iglesia, que en su día se convirtió en todo un centro de peregrinación, ha sufrido un cambio sustancial.
El habitual color gris de sus torres y cúpulas, que dominaba el paisaje desde el pequeño cerro en el que se ubica, ha ido dando paso al marrón y al blanco, colores con los que se ha pintado la iglesia por completo. Las nueve torres que sirven de campanario, apuntan hacia el cielo luciendo esta nueva imagen que cambia por completo la forma de ver este curioso templo, que a algunos asombra y que a otros acongoja.
Los altos muros y las cámaras de seguridad que siguen rodeando todo el perímetro en el que se encuentra la edificación impiden ver lo que está ocurriendo en el interior, por lo que es lógico que muchos se pregunten si realmente el movimiento, que se creía prácticamente en extinción, está resurgiendo de nuevo. A nadie se le escapa que realizar unas obras de estas características en un edificio tan grande, debe suponer un importante desembolso económico. En los últimos años todos los especialistas han coincidido en afirmar que las finanzas de la secta estaban en números rojos, por lo que es extraño que precisamente ahora tengan lugar estas obras que han cambiado por completo la imagen del edificio.
Pero realmente los elementos más curiosos que forman ahora parte de la Basílica de El Palmar son una serie de estatuas que jalonan las tres cúpulas y la parte superior de la fachada principal. Estatuas de color blanco, se desconoce si en un futuro serán policromadas, y que vuelven a sembrar las dudas en muchos ciudadanos, ya que evidentementecolocar diez estatuas a esa altura no debe de ser una tarea ni sencilla ni barata.
La parte más sorprendente de esta nueva obra es sin lugar a dudas la zona superior de la fachada principal, donde se encuentran siete de estas curiosas estatuas. Tratando de jugar a una especie de juego de las adivinanzas, se puede intuir que la estatua que se encuentra en el centro podría representar a Gregorio XVII (Clemente Domínguez), el que fuera proclamado como primer Papa de El Palmar y fundador de todo el movimiento. En el extremo izquierdo se encuentra la figura de un hombre de baja estatura con uniforme militar, que bien podría ser Francisco Franco (proclamado santo por el movimiento de El Palmar). En el extremo derecho, encontramos otra curiosa figura con un ancla, por lo que inmediatamente induce a pensar en la figura de Cristóbal Colón, que también fue proclamado santo en su momento. Otras de las estatuas podrían estar relacionadas con otras figuras históricas santificadas por esta secta, como el Cardenal Cisneros o Don Pelayo.
En cualquier caso una obra faraónica, en la que los actuales responsables de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz, han querido brindar un curioso homenaje a aquellos que consideran que son guías e importantes figuras de su movimiento. Al igual que en la Basílica de San Pedro en Roma, es posible divisar trece estatuas que representan a personas importantes para la iglesia católica, aquí en El Palmar, se ha tratado de hacer algo parecido, justo cuando todos piensan que el movimiento estaba a punto de desaparecer.
Encima de la mesa existen en la actualidad más incógnitas que respuestas. Estas obras pueden ser un indicio de que el movimiento está repuntando, y es posible que esté recibiendo nuevos ingresos por parte de las delegaciones con las que cuenta en el extranjero. Mientras que otra posibilidad es que solo se trate de una especie de señuelo para aparentar que el movimiento sigue estando vivo y seguir captando posibles adeptos. Preguntas que de momento siguen sin respuesta, pero que están en el aire y que solo el tiempo podrá responder. En cualquier caso la imagen de esta zona de la campiña, ya cuenta con una Basílica completamente pintada y con una serie de estatuas que supone una declaración de intenciones para toda aquella mirada curiosa que logre traspasar el umbral de los altos muros e investigar sobre esté fenómeno que en su día llegó a arrastrar a miles de personas y que llegó a extenderse por varios países del Sur de América.
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